Si la pregunta es "cómo van a afectar los aranceles al precio de los móviles", ninguna de las respuestas es optimista

Nadie sabe la respuesta a cuánto y cuándo subirán los precios. Lo que parece inevitable es que lo hagan

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Si te estás preguntando si los teléfonos van a subir de precio en este escenario de guerra arancelaria, la respuesta más honesta en un “no lo sabemos”. Pero la más predecible un “es prácticamente imposible que no lo hagan”. Apple y Samsung, dos de los principales nombres en mitad de esta tormenta, pueden mover por completo la fotografía actual de precios tal y como la conocemos.

Aunque los teléfonos venidos desde China pueden paliar mejor el temporal, la guerra arancelaria también tendrá un inevitable impacto en su estrategia. Así que si estabas dudando en renovar o no dispositivo a la espera de que se resolviera este conflicto, hacerlo ya no es una mala idea.

El caso Apple. Apple es, con diferencia, el fabricante más afectado de esta guerra comercial. Trump está convencido de que es posible alcanzar una fabricación 100% nacional, pero esto no es más que una utopía. Apple lleva años con una fuerte dependencia de China para fabricar sus dispositivos, aunque tratando de diversificar cadena de producción apostando por países como India o Vietnam.

Pese a ello, el 80% de los iPhone se siguen fabricando en China, una cifra que hará sencillamente inevitable que Apple no suba precios si quiere seguir siendo rentable. En un escenario de aranceles del 54% ya se planteaba como inasumible absorber parte de los mismos para minimizar la subida. Con un arancel del 104% Apple necesita mover ficha en otra dirección: sacar la fabricación de China.

El caso Samsung. Samsung es la firma asiática más afectada por la guerra comercial, aunque el haber movido la cadena de producción principalmente a Vietnam le servirá para paliar parcialmente la situación. Pero no hay milagro: Samsung ya no fabrica en China, pero Vietnam está también en la mira de Tru

La compañía lleva apostando por este territorio desde hace casi 20 años, habiendo minimizado su dependencia con China. Sin embargo, el arancel a Vietnam es del 46%, el tercero más alto después de China y Camboya.

El caso EEUU. En Estados Unidos la foto es complicada para todo fabricante nacional que fabrique fuera del país, como Qualcomm. Este gigante de semiconductores delega en TSMC (Taiwán) la fabricación de sus chips.

Subidas inevitables. Estos dos casos son los más extremos, dibujando un más que posible escenario de subidas globales. Salvo milagro, parece imposible asumir un arancel del 104 y 46% en productos importados desde China y Vietnam a Estados Unidos, una situación que solo puede solucionarse replanteando la estrategia de producto en el resto de mercados.

Mover cadena de producción fuera de estos países tampoco es rentable. Si Apple, Samsung y el resto de fabricantes llevan años centrando esfuerzos en Vietnam o India es por el coste de su mano de obra cualificada. Producir fuera y mantener precios es pura ciencia ficción.

Los móviles chinos. Los fabricantes chinos llevan años con una estrategia muy clara en Estados Unidos: no vender móviles en Estados Unidos. Tan solo algunos nombres como OnePlus, TCL o Motorola suenan con algo de fuerza en el país, especialmente en el caso de Motorola (propiedad de la china Lenovo), tercer fabricante allí.

Salvando el caso Motorola, con fabricación principalmente china y un escenario poco halagüeño si quiere seguir importando productos desde allí, a Xiaomi, OPPO, Vivo o Huawei no les impacta tan directamente esta medida. Son fabricantes que llevan años centrados tanto en su mercado local como en mercados fuera de los Estados Unidos. Con un éxito arrollador, por cierto.

Cómo serán las subidas. La pregunta a la que todos querríamos responder, y la que marcará una nueva fotografía en el mercado global de smartphones. Durante años, el precio del iPhone ha dependido de la estrategia en Estados Unidos más los correspondientes impuestos y tasas a pagar al traerlo a otros países.

Apple lo tendrá más que complicado para mantener su tarifa histórica de 999 dólares por el modelo Pro, una estrategia que afectaría al precio global. La subida en Estados Unidos, no obstante, no tiene por qué trasladarse de forma exacta al resto de mercados. El precio del iPhone tendrá que adaptarse a los nuevos cálculos de Apple. Unos en los que necesitará hacer malabares con sus márgenes para no enfriar por completo la demanda.

Una situación inevitable. La problemática, pese al menor arancel, es idéntica para Samsung. Se enfrenta a un escenario de reajuste global para paliar la situación en Estados Unidos, donde actualmente es el segundo fabricante.

La situación del resto de fabricantes no parece mucho mejor. Aunque los fabricantes chinos no vendan en Estados Unidos sus móviles, sí que hay presencia de televisiones, monitores, productos de hogar y más tecnologías. La duda es si lograrán absorber este impacto aumentando el precio en productos de dichas categorías, o si apostarán por una subida generalizada, smartphones incluidos (algo muy goloso, por volumen de ventas de este segmento), para cuadrar sus cuentas.

La demanda como clave. Una ley básica del mercado libre es que no hay subida de precios sin demanda. Los fabricantes se enfrentan a un escenario más que complejo: necesitan subir los precios para seguir siendo rentables, pero los consumidores pueden no estar dispuestos a aceptarlos.

El mercado de smartphones lleva años enfrentándose a subidas constantes, tanto en los precios de los dispositivos como en los componentes y costes logísticos. Sin embargo, el margen de tolerancia del consumidor parece estar llegando a su límite.

Aún no sabemos cuál es el techo por el que están dispuestos a pasar los compradores. Los aranceles apuntan a traernos la respuesta.

Imagen | Xataka

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